Un mundo sin recetas
byEstamos en un tiempo de encrucijadas, donde creemos que las cosas son de una manera y la realidad nos muestra que puede ser de múltiples formas.
Estamos en un tiempo de encrucijadas, donde creemos que las cosas son de una manera y la realidad nos muestra que puede ser de múltiples formas.
La felicidad no es un resultado obtenido sino un modo de posicionarnos y vivir lo cotidiano.
Los que pensamos demasiado las cosas antes de hacerlas tenemos un perfil especial: a veces somos indecisos, no sabemos bien qué hacer y cómo, y la mayoría de las veces terminamos no haciendo nada.
Te querés sentir mejor. Ya probaste de todo: reiki, sanaciones áuricas, crudiveganismo, pilates, astrología. Nada termina de funcionar: mientras nuestra mirada esté afuera en la búsqueda de respuestas, cualquier opción será la equivocada.
Llegó diciembre, y con diciembre un mes de consumo, más que otros meses. Antes de embarcarte en compras desmesuradas, hacete esta sencilla pregunta: ¿lo quiero o lo necesito?
A veces hacemos un trueque bastante macabro con nuestra vida. Para no perderla en los miedos del amor, la aventura, los viajes, los sueños, la muerte; la perdemos perdiendo el tiempo.
Hay un fenómeno preocupante: el síndrome del ‘seminario de fin de semana’: aquel en el que las personas reportan grandes visiones, intuiciones y descubrimientos tras participar de un taller o un retiro, pero a poco de volver a sus casas los efectos comienzan a esfumarse.
El psicodrama le otorga una gran importancia a los vínculos sociales y al encuentro que puede producirse con los otros desde la espontaneidad.
Con tus pensamientos construís a diario tu realidad, definís sus límites y las posibilidades de crecimiento para tu vida.
No seas ingenuo con tus pensamientos. Hay que eliminar la maleza, pronto, antes de que se convierta en enormes árboles.
El consejo del Centro Respiro de la semana.
Tantas veces hemos escuchado la frase: “la actitud es todo!”. Pero ¿qué significa tener una buena actitud y qué impacto tiene en la vida?
No es tan simple lo simple. Cuando se pierde de vista por el trajín cotidiano, no es tan fácil volver a encontrar ese tesoro.
Esperamos que la felicidad venga de afuera. Pero las excusas que nos damos para no ser felices son el verdadero impedimento.
Algo de lo más perjudicial que mata a nuestro niño interior día a día es no dejar espacios en blanco en nuestras vidas: no tener tiempo.
Si realmente queremos hacer algo, encontraremos una manera. ¿Qué pasa cuando nos ponemos excusas? ¿Cómo dejar de hacerlo?