La empatía significa poder sentir lo que el otro siente, ponerme en su lugar. Y, saber sentir lo que el otro siente es verdaderamente un arte.
¿Es fácil ser empático? A simple vista pareciera que sí, fácilmente nos podemos poner en el lugar del otro, en la medida que el otro no sea una persona tan cercana a mí. Podemos hacerlo con alguien en el colectivo, con alguien que no conocemos, con alguien que vemos en la TV:, con el amigo de un amigo…
Pero cuando esa persona está más cerca en nuestro círculo de pertenencia, nos cuesta un poco más ser empáticos, porque estamos más implicados en los vínculos; por lo tanto, antes de ser empáticos, nos sale juzgar, defendernos, pensar, justificarnos, criticar y nos es difícil simplemente “entender y sentir” lo que el otro siente.
La empatía significa poder sentir lo que el otro siente, ponerme en su lugar. Y, saber sentir lo que el otro siente es verdaderamente un arte.
Entonces, te propongo que hagas el ejercicio de ser empático con tus seres queridos: que empecemos por casa. Que seas empático con un compañero de trabajo, con tu jefe, con un amigo, con tu hijo, con el docente de tu hijo, con tu vecino más cercano, etc. Ser empático engloba poder entender lo que mueve a esa persona a ser así, a pensar o actuar así. Es poder sentir con el corazón del otro, comprender las dificultades que vive el otro.
La empatía “es una habilidad” sensitiva para poder ver el mundo con los ojos del otro, y aunque creas que no sos empático… como toda habilidad puede desarrollarse, solo tenés que proponértelo.
Significa poder salir de nuestro YO, de nuestra caja a través de la cual observamos el mundo y pararnos en la caja del otro. Mirar con los ojos del otro. No es fácil, pero es posible. Se necesita ser consciente, se necesita aprender a no juzgar, a no criticar.
Ser empático engloba poder entender lo que mueve a esa persona a ser así, a pensar o actuar así.
Las personas empáticas por lo general, tienen relaciones de mayor calidad y cercanía. Tratan a los otros con más gentileza, sabiduría y sobre todo con más paciencia y tolerancia.
Entonces cada vez que te observes criticando ligeramente a otra persona o haciendo un juicio, sin dar la oportunidad de comprender, de escuchar su versión, de conocer su historia…..probá siendo un poco más empático. Recordá que detrás de cada persona hay una historia que la hace ser única e irrepetible. No rechaces, integrá; no juzgues, comprendé; no confrontes, amá; no critiques, empatizá.
¿Te animas a hacerlo?
Lic. Paula Fumarola (Psicóloga Cognitiva Conductual UBA / MPRN 909)
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